Cuando nos ponemos a pensar en decorar nuestro hogar muchas veces nos dejamos llevar por la estación en la que estamos, por las tendencias del momento, por un determinado estilo que hemos visto en alguna revista o alguna idea sacada de casa de unos amigos que acaban de reformar la suya. Sin embargo, lo que tenemos que tener en cuenta son dos factores muy concretos y de distinto peso: La practicidad y el diseño. Cuando digo “de distinto peso” me refiero a que la practicidad debe primar por encima del diseño. Y es que, ¿De qué nos vale vivir en una casa de revista si la distribución de la casa es un quebradero de cabeza o todo es tan de diseño que casi te da pena vivirlo?
Es verdad que la estación del año puede marcarnos a la hora de ultimar los pequeños detalles decorativos. Pero no puede condicionarnos a la hora de establecer una distribución o de elegir los elementos básicos de una casa.
La calidad de los materiales es fundamental para ganar en durabilidad y confort. El suelo es lo primero en lo que deberíamos pensar. Vivamos en zonas cálidas o frías, existe gran variedad de materiales tanto en pavimento cerámico como en madera.
Después del suelo, son las ventanas las que deberían ganarse el protagonismo para conseguir un aislamiento adecuado. No se debe escatimar en coste a la hora de elegirlas ya que son una pieza clave para no excedernos en un gasto de calefacción o aire acondicionado exagerado.
La distribución debe ser cómoda y práctica, teniendo la cocina cerca del salón o el baño cerca de la habitación.
Después de analizar estos importantes puntos de calidad y distribución, podemos empezar a hablar de decoración. Y ya entra en el gusto de cada uno el si los azulejos del baño o la cocina nos gustan con imágenes o lisos, si preferimos un sillón de un material u otro o si pondremos moqueta o alfombra.
(Fotografía PORCELANOSA)