Si has decidido decorar tu jardín o el interior de tu hogar con bonsáis, debes de tener en cuenta una serie de recomendaciones que pueden indicarte la posibilidad de que esté enfermando, así como una serie de cuidados que harán de tu pequeño árbol un bonsái sano.

Cochinillas diaspinas:

Suelen aparecer unas bolsitas marrones en las hojas y ramas, con unas zonas negras que recubren la hoja. Para eliminarla, necesitas rascar con un insecticida las zonas dañadas, podar las ramas y seguir un tratamiento con fosfatos. Hay que repetir el proceso con cuidado de no quemar la planta.

Araña roja/araña amarilla:

En este caso suelen ser unas arañas pequeñas blanquecinas o rojas que se alimentan de la salvia del bonsái y lo debilitan. Su aparición aumenta con las altas temperaturas y la sequedad del ambiente. Es fácil de eliminar usando insecticidas naturales durante un mes, pero deja una semana de recuperación entre aplicación y aplicación. Es recomendable cortar las ramas que estén afectadas, para que evitar que los posibles huevos que la araña haya dejado eclosionen.

Pulgón verde:

Aparecen pulgones con un tono verde claro amarillento que marchita las hojas. Primero prueba a eliminarlo con agua, pero si persiste, pasa a insecticidas.

Lombriz de tierra: las hojas comienzan a amarillear, pero no hay presencia de insectos en las hojas. Es entonces cuando debemos pensar en las lombrices de tierra, ya que dañan las raíces y se aprecian en ellas mordeduras e hinchazón. Su aparición evita eliminando la humedad en la tierra del bonsái sano. De esta manera también evitamos la podredumbre de las raíces.

Cochinillas:

Si en tu árbol aprecias una especie de “algodón”, puede estar en peligro porque es una de las señales de que las cochinillas han llegado. Éstas ponen unos 400 huevos, que luego serán larvas y absorberán la salvia. Lo ideal es rociar insecticida o alcohol para acabar con la plaga.

En el próximo artículo te seguiremos mostrando los cuidados esenciales para tener un bonsái sano. Observa a tu arbolito para que pueda estar reluciente durante años.